Adrià Lanuza nació en Bétera (Valencia). Cursó la carrera de
Bellas Artes en la Escuela Superior de San Carlos de esta ciudad
Su trayectoria profesional ha atravesado etapas bien diferenciadas hasta llegar al momento actual:
Inicialmente, en los años sesenta e influido por el aprendizaje académico, se inclino por el realismo naturalista pasando luego por un
corto paréntesis de marcado expresionismo resultado de su interés por la obra de pintores como Solana o Munch.
Durante su estancia en el País Vasco, su obra da un giro radical, se dedica a la búsqueda exhaustiva de las formas adscribiéndose sin
condicionamientos a las corrientes de la abstracción geométrica.
Cuando llega a Barcelona en 1971 sigue el camino iniciado en el País Vasco trabajando las técnicas que le permitan una expresión
depurada, al tiempo que austera, tanto en la estructura formal como en el cromatismo empleado. Alternaba el formato pequeño de tintas sobre papel con obras de gran tamaño en que utilizaba el acrílico
sobre lienzo o cartón.
Es entonces cuando comienza una fructífera colaboración con ingenieros y arquitectos que le ofrecen la posibilidad de investigar en
espacios más amplios que los impuestos por los soportes tradicionales.
Desde final de los años setenta y hasta 1983 se dedicó a la obra gráfica, serigrafía y grabado principalmente, dirigiendo Colecciones de
Arte tanto de obra propia como de importantes artistas: Subirachs, Tharrats, Boix, Armengol, Raventos, Soria…Fue en este momento cuando el pintor comienza a alternar la abstracción geométrica con el
figurativismo espacial.
Cuando el año 1983 vuelve a dedicarse plenamente a la obra directa, su proyecto había dado un giro radical. Abandona la abstracción
definitivamente e inicia la búsqueda, abierta aun hoy, del espacio como lenguaje pictórico, tanto desnudo como utilizado de entorno cercano a objetos aparentemente intrascendentes y recreando así una
atmósfera minimalista de innegable modernidad.
Durante un tiempo el tema de sus obras fueron tanto las delicadas naturalezas muertas como los silenciosos espacios de la morfología
urbana actual. Las dos líneas de trabajo convergieron frecuentemente en una misma obra asumiendo una depurada sofisticación que provoca a la vez inseparablemente, serenidad e
inquietud.
Desde hace un tiempo, trabaja básicamente sobre espacios internos y en diferentes formatos, con una obstinada introspección que se deriva
del proceso precedente.
Su espíritu crítico y la laboriosa ejecución de la obra lo han marginado, a menudo voluntariamente, de los canales habituales de
exposición artística. Todo ello ha contribuido seguramente a mantener una pureza creativa ante la cual se abre un infinito camino de meditación para el espectador.
Actualmente trabaja preparando dos próximas Exposiciones dentro de la misma línea. Al mismo tiempo ha empezado a investigar sobre la
incorporación de la figura humana a su obra.
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